Ante la imposibilidad de ir a bares y restaurantes, la compra de vino, cava, vermuts, aperitivos, etc. en los supermercados ha aumentado considerablemente. Las redes se han llenado de imágenes de aperitivos en el balcón, comidas elaboradas con cariño acompañadas de un buen vino, brindis virtuales con los amigos, cenas exóticas en el pasillo, etc.
En muchas de ellas, aparecen las botellas de los vinos o bebidas elegidas y las botellas con sus etiquetas. Como diseñadores no podemos dejar de fijarnos en ellas, en su color, tipografías, diseño, incluso en el naming del vino en cuestión.
Como sabemos, en los últimos años, ha habido un verdadero boom en la innovación de las etiquetas de vino. Incluso ha producido que haya estudios especializados en ellas. Hay entornos más abiertos a la evolución que otros y España ha sido uno de los lugares donde más fuerte se ha apostado por el diseño como estrategia de diferenciación y puesta en valor de sus vinos. Muy diferente es Italia o Francia, por ejemplo, mucho más conservadores en este sentido.
Aunque algo empieza a moverse incluso en entornos reacios. La frase que acuñaron los franceses “Etiqueta moderna es sinónimo de un mal vino” ya no tiene ninguna credibilidad.
De hecho, varios estudios sitúan en la etiqueta el factor definitivo para la elección del vino y el mercado parece haber asumido la innovación como algo que aporta valor y no que resta calidad al contenido. En muchos casos, además, el diseñador también trabaja el naming del vino e incluso a veces, en la propia confección del tipo de vino, intentando asesorar a los productores en que vino encajará mejor para el mercado que están buscando.
Hoy os presento 10 etiquetas de vino, hechas en nuestro país, que por su diseño, me han parecido interesantes.
Blanc de Roure. (Clase Bcn)
Claret Serrahima es un diseñador de Barcelona, de la primera hornada del diseño profesional. Empezó trabajando con Enric Satué, uno de los padres del diseño gráfico y pronto destacó por su capacidad de crear imágenes comunicativas llenas de referencias culturales. Ya hace años que Clase Bcn, su estudio, trabaja con L’Olviera, una cooperativa de Vallbona de les Monges que no solo hace buenos vinos sino que tiene un interesante proyecto social detrás. En esta ocasión, Serrahima hizo un homenaje al artista.

Atlantis (Moruba)
Moruba son Daniel Morales y Javier Euba, dos riojanos responsables de crear algunos de los mejores trabajos gráficos del sector del vino. Quizás por su entorno vinícola, han entendido como pocos como combinar innovación y diseño con comunicación. Estos vinos Atlantis son el reflejo de cinco variedades autóctonas con influencia atlántica: Albariño, Treixadura, Godello, Hondarrabi y Mencía. La iconografía entre los mapas antiguos, con sus monstruos de mar y algo parecido a un mosaico de azulejos, crea una colección bastante interesante de etiquetas.

Glorya (Tsmgo)
No siempre un buen diseño tiene que ser rompedor. Glorya parece apostar por una estética clásica, una etiqueta muy limpia que podría parecer añeja. El Estudio Tsmgo se basaron en una etiqueta que responde a una composición de vinos de borgoña clásicos, en los que se acompaña con una literatura explicativa en la que la marca desnuda y la intervención del autor a modo de firma sella el conjunto. La producción de la etiqueta con un papel algodonado y técnicas como la estampación, le dotan al conjunto de matices, naturales, artesanos que rememoran los orígenes de las artes gráficas.